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Chismes y rumores

Actualizado: 15 sept 2023

Los chismes… que lance la primera piedra el que alguna vez no ha participado de ellos o no ha sido víctima. Están tan normalizados entre nuestras amistades, entre la sociedad, que no los cuestionamos… No nos ponemos a pensar en el impacto que realmente pueden tener en la vida de las personas.


Nos cuesta ponernos en el lugar de quienes están siendo comentados, porque el estar del lado del que chismea, nos pone en una situación poderosa, nos hace sentir que estamos por encima y en control del otro, emitiendo un juicio de valor sobre su vida y sus circunstancias. No nos damos cuenta, pero estamos jugando con la vulnerabilidad de la otra persona cuando hablamos a sus espaldas.


Pensamos que son inofensivos, “las palabras no dañan a nadie” y para nosotros es entretenimiento. Sin embargo, cuando nos vemos desde el otro lado, cuando nos toca estar en la posición más desventajosa, no nos sentimos de la misma manera. Claro que viene a uno la frase: “que te resbale lo que digan”, y la verdad que eso intentas, pero en el fondo, así sea mínimo, siempre va a tener un impacto en ti. Y probablemente el más destacable sea el sentirte solo, el chisme genera que la persona víctima de él se aísle.


Sucede también que el chisme empieza por una genuina preocupación, el querer saber qué ha sucedido con esa persona. Pero si nos ponemos a pensar, ¿qué sabe el resto de la verdad del asunto? ¿Por qué no acudimos a la fuente misma? Si lo que a mí me interesa es el bienestar de la persona, voy entonces de frente a la fuente directa que tiene la información real de lo que sucede y que puede explicar, en contexto, lo que le está pasando.


Hagamos un alto por un segundo y reflexionemos, pongámonos a pensar ¿por qué tenemos que comentar las cosas de una persona que no está presente, que no se puede defender, que no puede dar alguna explicación sobre lo que realmente está sucediendo?


El chisme es un juicio de valor que se emite sobre las circunstancias o acontecimientos qué pasa alguien. Siendo así una idea totalmente subjetiva, que envenena y se propaga por la mente de las personas, y cada vez se va contaminando más. Lo que empezó tal vez como un comentario, termina siendo una condena. Se juzga la situación que está pasando una persona, sin siquiera haberle preguntado con anterioridad. Nos sentimos con derecho a opinar sobre ella por “lo que sabemos”, “la supuesta verdad.” Pero ¿soy consciente de que la información es verídica?


Recordemos que la verdad tiene dos caras de la moneda, con el chisme escuchamos “la verdad” de todas las bocas, menos de la persona de la cual se habla. Pensemos que todos nosotros vemos la vida de forma distinta, y por lo tanto, tenemos diferentes perspectivas, lo cual hace que no seamos dueños de la verdad. En una ocasión escuché una fábula de Sócrates que hablaba de 3 filtros, y creo que se relaciona muy bien con este artículo, ya que puede utilizarse para aquellas situaciones en las que prima el chisme y los rumores. De manera, que el sabio nos propone analizar en primer lugar la información de la cual se habla preguntándonos lo siguiente:

  • ¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decir es verdad? ¿Me consta?

  • ¿Lo que vas a decir es bueno o no? ¿Beneficia o hace sentir mejor a la otra persona? Pues sería irresponsable contar algo malo, que va a causar malestar y aflicción, sin estar totalmente seguro de que sea cierto.

  • ¿El que lo comentes con los demás va a servir de algo o va a ayudar a la otra persona?


Si lo que deseas decir o escuchas no es cierto, bueno ni útil, entonces ¿cuál sería el propósito por el cual lo comentarías con otros? Espero que estos 3 filtros puedan ayudar a promover conversaciones saludables y constructivas.


Los invito a practicar una amistad más sincera, una que no lastima. La que se sustenta en el apoyo mutuo y tiene como base la confianza.

Sé que es difícil en una sociedad como la nuestra, llena de prejuicios y comparaciones, evitar caer en conversaciones donde el único propósito sea hablar a las espaldas de alguien. Somos curiosos por naturaleza, pero pensemos si lo que estamos hablando con los demás, si las opiniones que damos y los juicios que hacemos, genuinamente estarán sumando o generarán un cambio en la otra persona; pues si no es así, estás cayendo en el círculo vicioso del chisme.


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