Escribo estas palabras para quien, como yo, ha sufrido o está sufriendo de un corazón roto. Creo que son las fiestas, tal vez, las que nos ponen más sensibles. Sea lo que sea, quería que está carta pudiera llegar a aquella persona que siente que está pasando por este difícil momento sola. Yo te digo: no lo estás.
Lamentablemente, debo partir aceptando que no existe ninguna receta milagrosa que pueda curar ese corazón que en estos momentos los sientes partido en mil pedazos. Los que no habrán pasado por esto, pueden pensar que exagero, pero el dolor que uno experimenta cuando deja ir una relación, cuando pierde a esa persona con la que planeaba un futuro, es sumamente grande.
Hoy quiero hablarles desde mi experiencia, compartirles lo que me pudo ayudar a transitar este camino y sobre todo acompañarlos en este proceso, que a veces puede ser un poco lento, de superación y crecimiento. Y digo crecimiento, porque no me cabe duda, que después de haber vivido está experiencia, mirarás atrás y dirás: “¡Wow! Est@ soy yo.
En primer lugar, creo que lo que más me costó al inicio fue aceptar que definitivamente la relación había terminado. Se sentía más como un mal sueño del que en algún momento despertaría; lamentablemente, no fue así. Frente a ello, mi recomendación es abandonar el sentimiento de esperanza. Sé que suena horrible, pero en el caso de la ruptura, la esperanza, la más mínima pizca de ella, puede estancar todo el proceso. Porque podría estar aferrándome de alguna manera a esta relación que debemos dejar ir; ya que hace que nos quedemos mirando por la puerta a ver si aquella persona aparece y no nos damos cuenta que detrás de nosotros hay muchas otras puertas y ventanas por abrir.
Y te preguntarás: ¿Qué me puede ayudar a cerrar ese capítulo?… Pues, para empezar, contacto cero (y eso incluye a la familia y amigos de esa persona). Seamos honestos con nosotros mismos, mantener cualquier tipo de conversación con él/ella, así sea pequeña, sólo avivará la esperanza que necesito desaparecer. ¿Bloquearl@? Si lo necesitas HAZLO, no tiene nada de malo priorizarte. Sé que puede sonar cliché, pero créeme cuando te digo, que esta etapa, inclusive de dolor, puede convertirse en tu mejor oportunidad de crecimiento, de transformación. Las crisis que nos llevan a tocar fondo, son también, si sabemos aprovecharlas, las mejores oportunidades para reinventarnos.
Por otro lado, tenemos la trampa de la comparación. Uno se desespera por saber cuánto tiempo más se va a sentir así, cuánto tiempo más uno va a estar pensando en esa persona todo el día, preguntándose si tal vez a ella le pasa lo mismo. Pero no debemos comparar nuestro proceso con el de otros, ya que este es único, al igual que la relación que viviste. Tal vez pueda ser breve o tal vez tome más tiempo, eso no significa que no estés avanzando si estás poniendo los medios necesarios para sanar. Recuerda que el progreso nunca es lineal, tiene sus subidas como bajadas, días buenos y días más difíciles.
No satanices esos sentimientos de tristeza, no son malos, están ahí para decirte que amaste, te enamoraste, que formaste una relación significativa con otra persona. Dale espacio a esa tristeza para que salga, llora, no te hace menos fuerte, no retrasa tu proceso. Más bien te libera. La autocompasión está actuando en ti. Escribe lo que sientes, mis mejores escritos nacieron de ese dolor que sentía, porque me permitió conectarme con ese lado mío sensible que no conocía.
Este periodo fue de mucha reconección conmigo misma, de reencontrarme con la chica que había olvidado por centrarme en mi relación. Me di el tiempo para recuperar viejos hábitos que había dejado de lado, leí mucho (sobre todo libros de ruptura que me ayudaron bastante a transitar esta etapa). Escúchate a ti mism@, no te fuerces a hacer cosas que en ese momento te hacen daño. Yo me alejé de las películas románticas por un tiempo, porque aún no estaba preparada para exponerme a eso. Me tomé un tiempo antes de salir a fiestas, porque no me sentía del todo cómoda, y prefería no exponerme a pasar un mal rato, me gustaba más realizar otro tipo de planes con mis amig@s, me acuerdo que mi primera salida fue al bowling.
La música puede volverse tu mejor amiga. Yo no me había dado cuenta que la mayor parte de las canciones hablan de amor o de ruptura, al principio lo único que escuche por un mes entero fue “Oye” de Tini y Sebastián Yatra. Me hacía llorar mucho, pero como todo duelo, debemos partir de la aceptación. Aceptar que duele y duele mucho. Sin embargo, no recomiendo quedarte únicamente en este tipo de canciones, está bien para el inicio, que necesitas sacar el dolor y sentirte acompañada en él. Pero recordemos que la autocompasión es un agente activo y nos mueve al cambio. Por lo que yo aconsejaría como un siguiente paso, que fue lo que yo hice, hacer un playlist con canciones que te empoderen, que te muevan y motiven al cambio. Ha llegado la hora de la transformación.
Debo admitir, que gran parte de mi evolución se lo debo a mi familia y a mis amig@s. Ellos me ayudaron a atravesar esta etapa tan dura. Recuerda que no estás sol@, hay mucha gente, que a pesar, inclusive, de no entenderte quiere verte bien. Busca a esas personas en las que confías, esas que te suman y que te van a ayudar a distraerte. Porque efectivamente, necesitas ayuda para no pensar todo el tiempo él/ella. Sal, diviértete, ábrete a nuevas experiencias y sobre todo crea nuevos recuerdos por tu cuenta.
Finalmente, si te das cuenta que este proceso está siendo muy complicado y que a pesar de poner de tu parte las cosas no avanzan como quisieras, busca apoyo profesional. A mí me ayudó muchísimo retomar sesiones de psicoterapia.
Creo que no podría resumir todo mi proceso de sanación en un solo artículo, pero creo que algo de lo que encuentres aquí, inclusive mis honestas palabras expresando mis sentimientos, pueden ayudarte de alguna manera a pasar por este momento.
Hoy que veo las cosas en retrospectiva y recuerdo a esa chica angustiada, ansiosa y deprimida, echada en su cama sin querer salir de ella, no tengo más que palabras de orgullo y agradecimiento. Ella, que pensó que jamás saldría de esto, se ha transformado en una persona más segura de sí misma, independiente y auténtica. Valorando a las personas que tiene alrededor. Ella ha perdido el miedo, no teme mostrarse tal cual es, vulnerable y fuerte. Ahora se encuentra preparada para abrir sus alas a nuevas aventuras. Le tomó su tiempo, pero sanó. Y créeme que a pesar del dolor vivido, no cambiaría nada en mi historia, porque me ha vuelto la mujer que soy ahora.