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¿Cómo cerrar el año con mentalidad de abundancia?

En estos días de locos, en los que se acerca el cierre del año; nos volvemos todos un poco Sherlock Holmes de nuestras propias vidas, con lupa en mano y gorro de detective mental, es inevitable hacer un recuento anual y evaluar qué tal nos ha ido este año. ¿Cuántos triunfos y éxitos he tenido? ¿Cuántos "¡Bravo!" he recibido? Y, por supuesto, ese momento incómodo de preguntarse, ¿las metidas de pata cuentan doble?


Cruzamos los dedos, tocamos madera y rezamos a todos los santos del optimismo para que, al final del día, la balanza se incline hacia ese lado del espectro lleno de éxitos y momentos para recordar.

Porque, admitámoslo, todos somos un poco malabaristas de la vida, tratando de equilibrar las risas y los deslices; como si al concluir el año tuviéramos que pasar por una cuerda floja, y mientras miramos hacia atrás, recordamos esos momentos en los que nos sentimos en la cima del mundo y esos otros en los que el universo parecía darnos la espalda.


Así que, ante esta evaluación anual, comenzamos a escribir nuestras metas para el próximo año. En este proceso, escuchamos a menudo la expresión "mentalidad de abundancia". Sin embargo, ¿qué es exactamente la abundancia? ¿Es acumular riquezas como lo hacemos cuando jugamos Monopolio o más bien coleccionar momentos de felicidad como si fueran tesoros escondidos?

Por mucho tiempo, creí erróneamente que vivir en abundancia estaba vinculado únicamente con recibir, pero hoy reconozco que estaba equivocada. Este concepto tan profundo va más allá del simple materialismo. La mentalidad de abundancia va más allá de las cifras de nuestra cuenta bancaria. No se trata solo de tener más, porque me sucedía que cuanto más acumulaba, más sentía que carecía. Mientras más dinero había, más lujos me exigía, sumiéndome en la preocupación constante por "poseer y retener". En cambio, la verdadera abundancia es libre, no sabe de posesión ni de acumular bienes.  Porque no se trata de tener más, sino de apreciar lo que ya tenemos, de reconocer la riqueza en las pequeñas cosas que a menudo pasamos por alto en el día a día.


Hoy, entiendo que la abundancia es un estado en el que estás abierto a recibir, pero también a entregarte y dar. Aceptar la posibilidad de no recibir exactamente lo que anhelas, y hallar la abundancia en aprender a apreciar con gratitud aquello que llega a tu vida.

La abundancia no es una palabra mágica que te da poderes para borrar los desafíos y cambiar tu vida de la noche a la mañana. Sin embargo, te enseña a vivir de manera diferente, a cambiar la perspectiva con la que enfrentas la vida. Te ayuda a abrirle la puerta a las oportunidades. Te permite vivir con libertad en lugar de miedo, porque así podrás apreciar todas las enseñanzas que llegan y que hay detrás de cada circunstancia.


La mentalidad de abundancia es un trabajo interno, implica un cambio de paradigma. No te hará más feliz simplemente por traerte más riquezas y solo cosas positivas a tu vida; sino que serás más feliz porque habrás aprendido a transformar tu realidad en una experiencia única.

La abundancia renuncia a lo material y abraza la esencia, acogiendo la diversidad de emociones que cada día tiene para ofrecerte. Cuando vivas en abundancia, comprenderás que ésta se respira y no se posee ni se colecciona como trofeos en una repisa.


¡Hoy me siento más abundante! Abrazo mis emociones y la incertidumbre; no me da miedo lo desconocido porque he aprendido a esperar para dejarme sorprender. He cambiado el chip mental; ya no pienso en “que llegue el final del día”, sino que espero con entusiasmo su inicio para comenzar a vivir y disfrutar. He soltado el control para dejarme maravillar. Acepto que no lo sé todo y, en la incertidumbre diaria, abro mis opciones a miles de oportunidades y la esperanza de un futuro prometedor.

Así que, mientras trazamos nuestro objetivos para el próximo año, tal vez la clave sea adoptar esta mentalidad de abundancia. Porque, al final del día, la verdadera riqueza podría no medirse en números, sino en la calidad de las risas compartidas, los abrazos sinceros y las experiencias que nos hacen sentirnos vivos.


Querido 2023, gracias por los altibajos y por los desafíos superados. Estamos listos para cerrar este capítulo y abrir uno nuevo lleno de oportunidades para brillar, aprender y, por su puesto, reírnos un poco más de nosotr@s mismo@s.


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