La forma en que nos relacionamos ha ido cambiando a lo largo del tiempo, los vínculos que construimos con los demás se han ido transformando, hemos pasado de relaciones dependientes, de ver el amor como tabla de salvación para la felicidad y el éxito, a establecer vínculos más frágiles y pasajeros, priorizando los propios deseos y necesidades.
Hoy en día, se ve en muchos una dificultad para conectar en un nivel más profundo, las relaciones sentimentales se han vuelto más superficiales y descartables, evitamos echar raíces para no comprometernos ni sentirnos responsables de cómo se pueda sentir el otro.
Frente a esto, el sociólogo Bauman, nos habla acerca del concepto de AMOR LÍQUIDO, para referirse a la fragilidad de los vínculos entre humanos. Vemos como las relaciones se han convertido en algo desechable, efímeras, y poco duraderas, huimos de compromisos más sólidos, que implican mayor nivel de involucramiento.
¿Qué caracteriza al amor líquido y cómo saber si estoy cayendo en él?
Falta de compromiso.
Confunde una conexión real y duradera, con falta de libertad (que esconde detrás miedo a comprometerse).
Consumo puntual de lo que se necesita en ese momento de la otra persona, pero sin responsabilidad afectiva, predominando el individualismo.
Busca la satisfacción inmediata.
Trata de desvincularse de cualquier tipo de afecto, evitando escuchar sus emociones.
Solo establece vínculos superficiales, que lo protegen de sentirse vulnerable.
Frente a este panorama, ¿es que está mal el no querer comprometerse?
La respuesta a esta pregunta sería NO. Es valido querer una relación casual o ver, poco a poco, cómo van fluyendo las cosas entre los dos. Sin embargo, sí estaría mal en dos escenarios, y es cuando caemos en el amor líquido. En primer lugar, cuando no soy claro con la otra persona, es importante ser honest@ con cómo me siento desde el inicio, partiendo desde el respeto hacia el otro, evitando generar falsas ilusiones y teniendo el consentimiento de ambos. De lo contrario estaría actuando de forma egoísta, velando por mi propio beneficio y satisfacción, sin tomar en cuenta los sentimientos de los demás.
Por otro lado, el segundo escenario requiere de un trabajo de introspección, evaluar si el motivo por el cual no busco comprometerme es realmente por mi propio deseo o esa decisión se ve influenciada por el MIEDO. Miedo a no ser suficiente, miedo a no ser capaz, miedo al rechazo, miedo a sufrir… Es importante preguntarnos si estoy haciendo una elección libre o lo que me está limitando es el temor a salir herido.
¿Qué podemos hacer para combatir el amor líquido?
El amor líquido siempre nos termina dejando un corazón vacío, por eso continuamos buscando en otros algo que nos llene. A pesar de esto, siempre nos quedamos con hambre e insatisfacción.
Detrás de un amor líquido está la inseguridad personal. El no vernos a nosotros mismos como capaces de mantener un vínculo lo bastante fuerte como para construir un futuro con otra persona, y nos terminamos perdiendo la experiencia de amar y conectar en profundidad.
Por eso, el primer paso es vencer esas ideas que nos limitan, esos pensamientos negativos en relación a nosotros mismos. El remedio para el amor líquido es darnos cuenta de nuestro verdadero valor, buscar evolucionar emocionalmente, y así estaremos en la capacidad de conectar con otros, sin temor a abrirnos y mostrarnos más vulnerables, porque sabemos que seremos capaces de salir adelante ante cualquier dificultad. Asimismo, nos daremos cuenta que estar en una relación estable y comprometida no se opone a la libertad. Cuando somos conscientes de esto, el compartir con otros se disfruta en lugar de sentirlo como una carga o atadura.
Es la elección libre que hacemos de compartir con alguien o no hacerlo, la que nos lleva a sentirnos satisfechos y nos nutre a nivel personal.
Existen distintos tipos de relaciones, todas igual de válidas y satisfactorias, siempre y cuando, estemos respondiendo a nuestros verdaderos deseos (no desde el miedo) y tomando en cuenta cómo se siente la persona que tengo al lado, no olvidando que toda conexión es merecedora de respeto.