Hoy andaba reflexionando sobre la LIBERTAD. Últimamente me siento así… más libre. Y me pongo a
pensar, ¿cómo fue que llegué a esto, qué es lo que ha cambiado en mi vida que me permite sentirme así: sin ataduras, sin cadenas, sin armaduras ni máscaras?… SER YO MISMA.
Creo que son varios aspectos los que han cambiado, pero principalmente, creo que se debe a que solté, me logré desapegar de muchas cosas, personas y, principalmente, de las ETIQUETAS. Me encontré conmigo misma, con la yo verdadera… y me gustó.
Me di cuenta de que por mucho tiempo la había estado evitando y la había estado escondiendo del resto. Creo que por temor a mostrar ese lado mío que puede llegar a ser un poco “raro”. Me había ocultado detrás de la máscara de chica “cool”, porque así quería que me vieran las demás personas, aunque en realidad, según lo que dice la sociedad, estaba lejos de serlo.
La “chica chévere” (bacán, cool o como le digan en tu país), eso quería ser. Eso que anhelan, junto conmigo, tantas personas; esa posición social en la cual te sientes “popular”, es decir, “aceptad@”. Me pasaba que intentaba y me esforzaba demasiado para agradar a l@s demás, no dejaba que mi lado más “pavo” (tonto, raro, nerd) saliera. Me preocupaba que me vieran así y me hicieran a un lado. Pero vivir con ese miedo constante a que te descubran, a que se te caiga la careta es abrumador; la exposición social en lugar de ser placentera, se vuelve como un examen constante que debes aprobar. Pero mucho más pesa lo que los demás piensen, y yo quería ser de las personas con las que se ríen y no de las que se ríen.
Llegué a pensar que vivía una doble vida, en mi casa y con mis amig@s más cercan@s era una, pero con el resto del mundo me mostraba de otra manera. ¡Qué agotador resultaba! Sin embargo, en este proceso de auto-conocimiento, me di cuenta de que no me gustaba vivir en una mentira y mucho menos engañarme a mí misma. Así que llegó ese momento en el que decidí decirle ADIÓS A LOS ESTEREOTIPOS. Yo soy mucho más compleja que una sola etiqueta. Y después de eso, me di cuenta de que, inclusive, más peso le daba yo a eso que los demás. Y me acepté, así como soy, con mis singularidades y rarezas, con mis gustos peculiares, muchas veces considerados más infantiles para mi edad.
Sí, soy la chica que relee los libros de Harry Potter mil y un veces, y se aprende de memoria las frases que le gustan. La que es fan de Disney y se sabe absolutamente todas las canciones de las películas (#ponmeaprueba). Soy de las que tienes que callar en las películas porque me sé los diálogos de memoria. Cuando estoy sola en el carro y me aburro de escuchar música, me pongo a hacer quizzes o trivias de “qué tanto sabes de dibujos animados”. Y nunca me voy a olvidar cuando mi mejor amiga se rio (en el buen sentido) de mí porque cuando entró a mi youtube los videos más vistos eran sobre la biografía de los personajes de Harry Potter (debo admitir que, actualmente, nada ha cambiado).
Pava, nerd, geek, lorna, dork, weird… llámame como quieras, es una parte de mí que por mucho tiempo oculté, pero que hoy exhibo sin vergüenza. Es mi lado más “raro” y a la vez encantador (como alguna vez me lo han dicho), y aunque no es todo lo que soy, tampoco me hace infantil, me considero una persona madura, pero que disfruta de este tipo de cosas.
Sé que no es para tod@s, ya que tenemos gustos distintos. Pero no por eso me gusta ser etiquetada como “pava”, porque no me siento así. ¿Qué es ser “pava”? Este concepto termina siendo el significado que tú le pongas. Si ser pava es verme involucrada con todas estas cosas que me hacen feliz, pues déjenme serlo.
Hoy en día, utilizamos la palabra “raro” con una connotación negativa, para denominar a todo lo que los demás no consideran “cool”. Pero si nos vamos a la RAE (Real Academia Española), encontraremos que “raro” tiene distintas definiciones que van desde “algo que se comporta de un modo inhabitual, hasta “algo extraordinario, poco común o frecuente”, “… propenso a singularizarse”. Y sí pues, tal vez no sigo la norma, tal vez prefiero escuchar primero las canciones de “la Bella y la Bestia” antes que a “Bad Bunny”. No es lo usual, pero “en gustos y colores no han escrito los autores”. Cada quien es distinto y libre de elegir sus pasatiempos, sus programas de televisión, su estilo de música, sus libros, etc. Es por eso, que también tenemos que aprender a respetar las diferencias, a darnos cuenta que lo que nos enriquece es la diversidad: de pensamiento, de costumbres, de gustos…. Aprendamos a no juzgar, a no catalogar, a no segregar. Las personas somos mucho más que una etiqueta. Porque si fuera así, no tendría amig@s de mi edad y las personas con las que pararía se reducirían a niños de entre 5 y 12 años.
He aprendido que las personas que quieran entrar en mí vida, deben conocerme como en verdad
soy, y no solo la parte de mí más aceptada por la sociedad, ya estoy cansada de mostrarme a medias, hoy quiero que la gente que esté a mi alrededor me conozca auténticamente, que no tenga ningún reparo en cantar las canciones de Disney ni tampoco en decirme que me calle cuando no quieren escucharme repetir diálogos. Hoy estoy abierta a conocer a todo tipo de personas, porque así me enriquezco, descubro cosas nuevas. ¿Encajar? Para qué hacerlo, si puedo resaltar y destacar a mi manera; si puedo brillar en la singularidad.